La memoria a veces agolpa en uno, momentos llenos de gratos recuerdos. Un instante en el pasado, puede ser oro en el presente. Una noche del jueves 15 de septiembre de 1983, todo el Perú se paralizó p
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or completo. En el imponente Madison Square Garden de New York, Ray "Boom Boom" Mancini (ítalo-estadounidense), se alistaba para una defensa más de su título de campeón mundial -categoría ligeros, ante un "challenger" Orlando "Romerito" Romero de Perú, todo un ilustre desconocido hasta ese entonces por la prensa especializada.
Mancini tenía sobre sus espaldas el estigma negro de la muerte. Un año antes, había noqueado hasta provocarle la muerte al surcoreano Duk Koo Kim. El penoso hecho, llegó a afectar en su momento al zurdo boxeador, de pegada temible. Sin embargo su inmediato retador, nuestro compatriota Romero pareció no darse por enterado de aquel terrible precedente, porque llegada la noche del combate estelar de su vida; aquel en que su sueño de ser monarca mundial parecía hacerse realidad, simplemente le dio una andanada de golpes a Mancini.
La historia, cuenta que Romero hasta el octavo asalto (pelea pactada a 15 rounds) iba arriba en las tarjetas. Se sabe que la vehemencia le jugó en contra al púgil trujillano. Pero también debe de comprenderse ello. La única manera en que él pudiera haberse puesto el fajín de campeón era mandando a la lona al gran "Boom Boom".
Pero en el noveno asalto, Mancini que se ahogaba por la sangre que tragaba producto de la feroz golpiza del peruano; logró conectar un zurdazo sobre el mentón de "Romerito", y con ello pulverizó las esperanzas de todo un país que soñaba con tener su primer campeón mundial.
Pasaron ya 30 años de aquella pelea. Romero radica en Madrid, España, y por invitación de la Asociación Mundial de Boxeo (WBA) vino a Lima para un reconocimiento a la gran actuación pugilística que plasmó ante Mancini. El peruano recibió el título de campeón mundial honorífico de los pesos ligeros. Y en nuestra ciudad capital, se reencontró con su otrora rival. "Boom Boom" lo estrechó en un gran abrazo. Fue un encuentro de dos grandes.
Hoy tres décadas después, lo que alguna vez fue una rivalidad feroz sobre un cuadrilátero, se ha convetirdo en una gran amistad, y nosotros tuvimos el honor de conversar con ambos. Se dice que no se puede ser feliz y tenerlo todo. Pues esa noche en un hotel sanisidrino, lo tuvimos todo y también fuimos felices. Dos grandes se volvieron a ver. "Boom Boom" y "Romerito" son amigos... son hermanos. Quién lo diría.